Repetició en Repetició
Un cordel impregnado en tinta mantiene la tensión justa para ser proyectado a gran velocidad, como si de la cuerda de un arco se tratara. Se aleja de la mano del artista y, durante una fracción de segundo, justo en el punto preciso del impacto contra el lienzo, toma vida propia. La obra queda salpicada. También la pared, el suelo y, por supuesto, el propio artista. La fotografía del suceso permanecerá sobre la pieza donde el instante quedará plasmado: la salpicadura chorreante se convertirá en el registro mudo de un momento preciso e irrepetible.
La obra de Pintó parte del gesto calculado, impulsor de acciones que toman carácter propio marcando huellas perennes. Las trazadas expresivas se hacen protagonistas, abrazando la aleatoriedad implícita en cualquier tipo de movimiento. Negando todo elemento superfluo, el artista se adentra en un universo de abstracción minimalista y austera en el que la repetición se convierte en el patrón definitorio. Mediante el uso del tiralíneas, herramienta recurrente en su producción artística, Pintó proyecta una obra marcada por la reiteración de trazos replicados que mantienen idéntica pulsión e intencionalidad.